No soy abogado, lo siento.
Tampoco soy productor, ni empresario, ni siquiera vendo CDs en la calle.
Sólo soy un usuario de Internet, como cualquier otro. Un ciudadano. De esos que la justicia y el gobierno tiene como objetivo proteger. Pero de los desilusionados, lo siento.
Así que cuando leo este post de Enrique Dans, me froto los ojos dudando de si realmente estoy leyendo mal. O si realmente va a prevalecer el sentido común por encima de otras manifestaciones de la naturaleza humana.
Porque leer que un juez ha dictaminado que el P2P es legal, incluso natural y lógico, que descargarse películas con el emule no es delito, que resulta que finalmente no somos criminales… joder.
He citado al señor Dans porque leí su post en primer lugar, pero los que no somos expertos encontramos también interesante la personal visión de Carlos Sánchez Almeida en su blog de El Mundo. O las opiniones de los usuarios en la entrada de Menéame.
O la vinculación que este post de Vayatele hace entre la noticia y la mofa pública que ha recibido el gobierno por su anuncio de televisión que condenaba este tipo de actuaciones. No había visto el anuncio (ni siquiera en los zapping 🙂 ), pero estamos tan acostumbrados a estas manifestaciones que tampoco me ha resultado extraño. Ahora los usuarios de Internet ya no somos todos pederastas para el gobierno, hemos pasado a ser asesinos de niños.
Y la pena es que no soy abogado. Pero si entiendo bien la versión publicada por El País tampoco creo que esto sirva de mucho. Porque la nueva ley de «Economía sostenible» va a cambiar las reglas del juego, así que para nuestros gobernantes seguiremos siendo asesinos de niños y probablemente también pederastas de nuevo.
Pero eso no será hoy. Así que mientras dure este espíritu de libertad en el ambiente, gracias señoría por esta sentencia.
Gracias Juez Raúl N. García Orejudo.
Esta sentencia es un rayo de luz para que finalmente se acabe imponiendo el sentido común. No tengo ninguna duda en que finalmente se acabará imponiendo la lógica y no sea siquiera necesario que un juez dictamine estas resoluciones. Internet será libre, la cultura será libre y el intercambio privado entre usuarios de la red también lo será. Las grandes multinacionales y los mercaderes de los bienes culturales son los que deberan adaptarse o morir.
No son los artistas los que deben perder, sino el modelo de negocio de explotación del arte que estaba planteado hasta ahora. Para los artistas, la red es una gran oportunidad de divulgación, para las grandes corporaciones de la comunicacion, es un lugar donde no pueden imponer sus normas de negocio.
El partido del gobierno actual tiene una deuda contraida con un cierto número de artistas/empresarios que apoyaron (equivocadamente) su política. Su forma de actuar en este tema no es mas que el reflejo de esa deuda política, favor por favor. No hay cosa mas equivocada y repugnante que el arte mezclado con la política, o los artistas metidos a politicos.
Lo que sigue atentando contra cualquier razón es que aún nos sigan imponiendo el canon, que segun sus propios argumentos, es una ‘mal menor’ para paliar una situacion de falta de control en cuanto a los contenidos. Es decir, como la industria (que no los artistas) es incapaz de controlar (en el sentido mas perverso de la palabra) las obras con las que mercadea, impone una medida un justa, un mal menor, un castigo a toda la población.
Esta sentencia es un claro avance y una bofetada en toda la jeta de la nueva gestapo de nuestros dias, la SGAE; que será recordada por los siglos, como una organización oscura, de censura e inquisitorial.
Salu2,
Gracias por el comentario @FidoBoy, leyéndolo está claro que es un tema candente para los que usamos Internet a diario.
Espero que no te enfades pero he quitado el insulto del final… 🙂
No hay problema Jesus, has hecho bien en quitarlo. Es un tema que me saca de mis casillas, espero que poco a poco muchisima mas gente (y no solo los llamados ‘internautas’) se vaya concienciando de este gran problema y actuemos para impedir que medidas abusivas acaben imponiendose en la red.
Salu2,