La batalla de Alesia es el último acto de la Guerra de las Galias, un conflicto entre Roma y las tribus galas.
Dos hombres encarnan esta batalla final: César, el ambicioso general romano, que sueña con una victoria para asentar su autoridad, y Vercingetórix, el líder arverno, detrás del cual se han reunido las tribus galas.
Es bajo las murallas de la ciudad de Alesia donde se juega todo.
Para evitar un enfrentamiento con el poderoso ejército romano, Vercingetórix opta por encerrarse con sus hombres. Pronto la llanura de Alesia se cubre de combatientes. Pero el genio de los constructores romanos fue capaz de superar el número y el valor de los galos. Tras varias semanas de asedio, Vercingetórix se ve obligado a deponer las armas.