El Río Ruecas conoció durante el siglo XX una gran actividad molinera en su primer tramo. Benjamín Cano, profesor y nieto de molineros, vaga con El Lince con Botas tras el espíritu de aquellos hombres que construyeron, pusieron en marcha la maquinaria, aprovecharon y cuidaron hasta su fin un recurso desechado tras la puesta en marcha de un modo de producción sustentado en otras energías.