Lagares, nombre con el que se conoce tanto al terreno de la viña como a la casa donde se encontraba la bodega, y que ya constan documentados en el siglos XVI como dedicados al cultivo de la vid, la huerta y el olivo en la sierra de Madroñera. Durante siglos propiedad, en su mayoría, de herederos adinerados y absentistas, sus frutos procedían del trabajo de lagareros y cuadrillas de recolectores, tanto hombres como mujeres. Hoy en día la tradición de pisar la uva y cocer el vino llegó a su fin.