Como “el oro gris” llego a conocerse el wolfram. Un mineral pesado cuyo hallazgo en la Península Ibérica resultaría decisivo en el devenir histórico de muchas gentes, en particular de Extremadura. La fiebre del Wolfram convirtió a lugares como Valle de la Serena en un damero donde se pugnaba por el futuro de Europa y cambió para siempre el espíritu de los pueblos en que se explotaron los yacimientos, que consiguieron evitar la miseria de la posguerra gracias al estraperlo y el sacrificio… Aquello fue una mecha muy corta en una historia muy larga.