Vestigios del lluvioso y frío pasado en un rincón de Europa. Turberas como las que se hallan en las Villuercas son reductos relictos, herencia de una vida terrestre pasada pero aún presente. Se cuentan en siglos sus procesos de formación, una paciente acumulación de restos vegetales depositados a lo largo del tiempo en lugares donde la humedad es permanente.