La luna lejanísima, siempre presente o a punto de llegar, como el símbolo de la luz en la noche, como la promesa de que no existe la oscuridad sin fin. La adoración hacia el ambiguo poder sanador de la luna permanece. El Lince con Botas propone una excursión desde las afueras de Alburquerque hasta el interior del femenino misterio de unos rezos y rituales elevados a la luna para prevenir o sanar muy humanos males.