Sandra La Flame, una bella artista de cabaret, debuta en el club Montmartre, propiedad del gángster Al Catone, donde trabaja su novio, Thomas, de camarero. Rat White, uno de los matones que rige el local, flirtea con Sandra, aprovechando un ramo de flores que roba al propio Thomas. Sandra recrimina a Thomas, el no haber sido lo suficientemente ratón como para haber hecho frente al rufián. Muy dolida, le pone como ejemplo a los Intocables, quienes no temen enfrentarse ni al mismísimo Catone. Sin pensárselo dos veces, Thomas se presenta al día siguiente en el garaje de Jack para solicitar su ingreso en los Intocables. Elliot, al enterarse que trabaja en un club propiedad de Catone, estima su oferta. Así, las primeras informaciones de Thomas permiten a los Intocables desbaratar numerosos golpes de los matones de Catone. Sin embargo, la situación pega un giro de ciento ochenta grados, cuando Sandra, para librarse del acoso de Rat White, le dice a éste que Thomas es uno de los