Beatriz Ferrer-Salat fue una de las escogidas tras los Juegos Olímpicos de Barcelona para formar un equipo de hípica olímpica que pudiera competir en Atlanta ´96 con opciones de un buen resultado. Perseveró y llegó a Sídney 2000 demostrando que estaba cerca de grandes favoritas como las alemanas y neerlandesas, ocupando una quinta posición. En 2002 España acogió en Jerez de la Frontera los Juegos Ecuestres Mundiales, donde Ferrer-Salat se colgó la plata individual a lomos de su caballo Beauvalais y el bronce por equipos junto a Soto, Rambla y Jiménez. En Atenas ´04, tras ganar la medalla de plata por equipo, quedaba la competición individual en la que Ferrer-Salat partía entre los favoritos. Una competición en la que sorprendió con un ejercicio sobre base musical tecno, en vez de música clásica como tradicionalmente se empleaba. En el Centro Ecuestre Marcopoulos la holandesa Anky Van Grunsven se colgó el oro, seguida de la alemana Ulla Salzgeber, plata, y la amazona española, bronce. L