José Antonio Escuredo completó con su plata en la prueba de Keirin el magnífico papel que desarrolló la selección española en Atenas, donde conquistaron hasta cuatro medallas. Pocas semanas antes de los Juegos, había sido subcampeón del mundo, además de subcampeón del mundo de esprint por equipos. Llegaba a Atenas en forma. Aunque llegaba a Atenas en forma, Escuredo entro en la final por los pelos, después de que descalificaron al británico Jamie Staff por realizar maniobras peligrosas en la semifinal. Aprovechó al máximo esta segunda oportunidad que tuvo para seguir vivo en la competición y lo dio todo desde el primer momento en la lucha por las medallas. Una gran salida le permitió asegurarse el primer puesto una vez que la moto que hace de liebre se retiró de la pista y todos los rivales fueron a por él. El español resistió y solo logró superarle el australiano Ryan Bailey, que se colgó el oro. Para Escuredo fue la plata, mientras que el bronce se lo colgó otro australiano, el veter