Este verano hemos recorrido tierras andaluzas convertidos en autocaravanistas. Nuestra intención era experimentar las ventajas de vivir con la casa a cuestas, y conocer las dificultades que se encuentran a la hora de repostar agua, vaciar depósitos o aparcar para pasar la noche. Por el camino hemos conocido a muchos aficionados, personas como Pepe y Mari que sienten el autocaravanismo como una forma de vida. Lamentan la mala imagen que todavía existe de los autocaravanistas:”A nosotros todavía nos tratan como si fuéramos quinquis. Hay ayuntamientos que incluso nos prohíben circular”.