Desde que cayeron las fronteras en la Unión Europea, la división territorial entre España y Portugal es más testimonial que otra cosa. Los núcleos fronterizos con importancia comercial se han venido abajo porque los productos se encuentran hoy en todos sitios y a precios muy similares, y las ventajas que podían tener esos lugares “a caballo” se han desvanecido, comportando consecuencias tan negativas como la despoblación trepidante y la falta de inversiones públicas.
Los lazos sentimentales siguen siendo muchísimos entre los habitantes de ambos lados de La Raya, puesto que la relación ha sido siempre muy estrecha entre poblaciones que distaban apenas unos kilómetros, y eso se refleja en el idioma, las costumbres y la gastronomía.
Para revitalizar y poner en valor La Raya hay quien ha propuesto que sea declarada Patrimonio de la Humanidad; para ello cuenta con un conjunto de castillos, fortificaciones y baluartes que dejan asombrado a cualquiera que los contempla por primera vez.