El mar esconde una huerta que no necesita ni agua, ni fertilizantes, ni cuidados. Hace años que los países asiáticos descubrieron las algas, las consumen e incluso las cultivan. Ahora poco a poco se van introduciendo en la alimentación occidental.
En el litoral gallego se pueden encontrar más de 30 especies diferentes de algas y diferentes empresas, como Porto Muiños hace tiempo que han decidido estudiar su comportamiento y comercializarlas por toda Europa. Conscientes del aumento de la demanda se han lanzado también al cultivo y domesticación de diferentes especies. Pero las algas abundan en todo el litoral, sobre todo en el cantábrico. En Asturias recogen ocle, un alga del que se extrae un espesante natural muy valorado en alimentación, en los cultivos de bacterias en los laboratorios y en la investigación genética. Cuando llega el otoño, decenas de tractores se lanzan al mar en busca del gelídium, esta alga rojiza que el mar ha arrastrado hasta la orilla.