En Benidorm solo hay una industria, y es el turismo. Este monocultivo económico, tan beneficioso para la ciudad durante años, ha resultado ser catastrófico en épocas de pandemia. La movilidad se ha restringido por completo, los turistas y sobre todo los británicos no han podido venir, y el colapso económico y social se ha hecho patente. El 80 % de los negocios han cerrado o penden de un hilo y sus trabajadores sobreviven con los ERTES y ayudas sociales Una vuelta en coche por Benidorm ofrece una imagen desoladora; comercios cerrados, persianas echadas, carteles de “en venta” o “en alquiler”… El Ayuntamiento exige al Gobierno Central y Autonómico ayudas inmediatas que eviten la destrucción de un sector que da sostén a más de 20 mil familias en la ciudad.