Las mujeres son mayoría en la iglesia católica aunque se trate de una mayoría silenciada. El 75 por ciento de la gente que trabaja o sirve a la iglesia son mujeres, pero este porcentaje tan alto sólo les ha valido para tener un papel secundario dentro de la jerarquía católica ya que no pueden ser ni curas ni obispos; de hecho el máximo poder de decisión al que pueden aspirar es el de dirigir una comunidad de monjas.