La calle es de todos pero lo cierto es que hay grupos de personas que se apoderan de ella para ganarse la vida. Son los típicos 'buscavidas' y que con la soga de la crisis se han multiplicado y han establecido sus propias leyes, como las que imponen algunas 'estatuas humanas' en las Ramblas de Barcelona: subcontratan a otras estatuas a cambio de unos pocos euros y un bocadillo.