El año pasado, durante los meses más duros de la pandemia del covid-19, el consumo disminuyó considerablemente y las familias ahorraron. Con la relajación de las medidas anticovid, el gasto ha ido en aumento. Pero ya a principios de año las empresas automovilísticas hicieron saltar la alarma: no tenían microchips para la fabricación de coches. Es la punta del iceberg. Industriales de todos los sectores se las ven y se las desean para proveerse: falta acero, papel, madera, plástico.
Muchos se lamentan ahora de la deslocalización, de que casi todos los bienes de consumo dependan de las materias primas o de los componentes procedentes del sudeste asiático, de haber confiado demasiado en la gran fábrica que es China. Devolver la producción a Europa, rebajar las expectativas que ofrece la tecnología, regular importaciones y exportaciones son algunas de las soluciones que sugieren los industriales.
Mientras tanto, crece la incertidumbre. Auguran que los precios subirán y temen el cierre de e