En el siglo XV existía, a las puertas de la ciudad de Valladolid, una amplia explanada destinada al uso agrícola y ganadero conocida como el Campo Grande. Este terreno fue, a lo largo de los siglos, escenario de todo tipo de actos y celebraciones religiosas, de duelos, torneos y ejecuciones. En 1877, la llegada a la alcaldía de Miguel Iscar, supuso un punto de inflexión en la existencia del Campo Grande, que se convirtió en un hermoso parque urbano. Miguel Iscar encargó el diseño del jardín al reputado jardinero Ramón Oliva, que eligió las especies vegetales para las plantaciones, trazó los caminos sinuosos y proyectó la construcción de una cascada sobre una montaña artificial y de un estanque. Entre su frondosa vegetación, habitan hoy más de cien especies de aves y numerosas ardillas, que potencian el aspecto boscoso del parque. Un parque abierto a la ciudad, que es lugar de