En la Edad Media, los Jardines de Alfabia fueron una antigua alquería árabe, propiedad de un personaje poderoso en la isla de Mallorca: el visir Ben Abet. Desde entonces han pasado por distintas generaciones de dueños, hasta la actual familia Zaforteza, propietaria y máxima responsable de sus reformas y cuidados. Testigo de una de las culturas más antiguas que dominaron la isla, este jardín es una simbiosis entre la tradición islámica y otros estilos como el renacentista italiano. Y en la falda de la Sierra de la Tramuntana, los terrenos aprovechan su situación privilegiada para recoger el agua de la sierra y regar los jardines. El agua alimenta la variada vegetación, como los naranjos que dan color, e incluso sorprenden a todo aquel que lo visita. Entre las sorpresas que esconden se encuentra una impresionante pérgola, reconstruida a principios del siglo XVIII, con unos juegos de agua que todavía siguen en activo.