En el siglo XVI, Felipe II decide construir su particular paraíso en torno al monumental edificio desde el que gobernará su Imperio. En una humilde aldea en la sierra madrileña con abundancia de recursos naturales, ordena el bosque, planta huertas y construye un jardín, desde el que tomará decisiones, inspirado por la belleza del paisaje. El objetivo del diseño del Escorial era incluir el palacio y el monasterio, y por expreso deseo del Rey, los jardines, las huertas de diferentes cultivos y zonas de expansión con praderas y árboles muy seleccionados en un lugar donde no existía ninguna tradición jardinera. Felipe II tenía tal interés en la jardinería, que llegó a enviar semillas de todos sus viajes por Europa, dando indicaciones sobre cómo plantar los jardines y cuidarlos. La huerta completamente surtida, contaba con pradera para pastos, árboles frutales exquisitos y raros, y plantas medicinales, que destilarán en la Botica Real del monasterio para cuidar a los monjes y a toda la Cort