La muerte en agosto de 2014 de un joven afroamericano en Ferguson por disparos de un policía blanco desató violentos disturbios. Las protestas se extendieron a otras ciudades como Baltimore o Nueva York. Estos sucesos han reabierto el debate sobre la discriminación racial y ponen en evidencia que el sueño de Luther King sigue pendiente. Tras la matanza en una iglesia de Charleston de varios afroamericanos por un supremacista blanco también se ha intensificado el debate sobre el control de armas.