Baena y la Mami están prisioneros en su propia casa. Sin que sus captores lo sepan comienzan a comunicarse con el exterior por medio de palomas mensajeras. Mientras tanto, Ricardo quiere empezar la producción de morfina en El Continental, pero Andrea no parece muy dispuesta a apoyar a su socio y pone a prueba a Ricardo. Finalmente, Andrea decide coger las riendas del negocio. Francesco sigue siendo un buscavidas y ve una vía de negocio robando la morfina, lo que va a traer consecuencias.