Miquel Silvestre se despierta en Olgy, primera ciudad mongola a poca distancia de la frontera rusa. Desde ahí sale de viaje en dirección Este, con destino Ulan Bator, a más de 1500 kilómetros. Esta parte del país, dominada por la nevada cordillera del Altai le sorprende tanto por su espectacular belleza, como por la soledad de la ruta y lo maltrecho de las carreteras.