El Quijote, del que acabamos de conmemorar el 400 aniversario de la publicación de su Segunda parte, puede leerse en clave gastronómica. Así lo afirmaba Martín de Riquer, especialista en la obra de Cervantes. A lo largo de la novela aparece un amplio mosaico de lo que era la cocina popular y aristocrática española en el siglo XVI. Un repaso a los platos del Quijote constituye un viaje a los orígenes de nuestra cocina. A modo de ejemplo, el bacalao y los gazpachos ya están presentes en la obra cervantina, también el queso manchego y el caviar.