El juicio arranca por fin en la Audiencia Provincial, en medio de una gran expectación mediática. Por primera vez se lleva a juicio a una gran corporación de la industria del juego por provocar con sus presiones la muerte de un jugador. A pesar de la poca confianza que Ana tiene en las personas que la rodean, saca a relucir todo su talento y toda su necesidad de justicia delante del jurado. Intenta probar que los responsables del casino amenazaron a su hermano y le indujeron al suicidio, pero la defensa logra imponer una sombra de duda sobre esas evidencias, y Andrés Admira, comprado por el casino, declara en contra de sus intereses. A esto se le añade la noticia de la muerte de Ramiro, quien se vendió a Santonja por dinero a cambio de sabotear la investigación. Ana no desfallece. En un viaje relámpago a Navarra consigue reunirse con la viuda de otro jugador que se suicidó y que puede ser un precedente clave para demostrar la culpabilidad del casino. Pero alguien no está dispuesto a pe