Ana, que se recupera lentamente de las heridas sufridas por la terrible agresión recibida, cuenta nuevamente con la ayuda de Concha quien ha decidido apoyarla hasta el final. El juez valora suspender el juicio, pero Ana se empeña en continuar. Las dos partes realizan sus alegatos finales, y el jurado se encierra a deliberar. Ana se reúne de forma clandestina con el dueño del casino, y le plantea un acuerdo secreto que puede cambiar el destino del juicio y las vidas de todos los implicados. Traicionada por casi todos, pero con la audacia y la temeridad intactas, Ana se decide a lanzar una última jugada a doble o nada para conseguir justicia.