Agustina comparte con Fabiana su miedo a que Úrsula se haya vuelto loca, y la dueña de la pensión lo comprueba en sus propias carnes: la cabeza de Úrsula ha dejado de funcionar.
Todos los criados buscan la forma de consolar a Jacinto tras la muerte de la oveja.
Susana muda su carácter tras la marcha de Armando, que ni siquiera tiene la decencia de despedirse de ella. Todas las vecinas sufren el mal humor de la sastra.
Bellita recurre a su abogado para encontrar a Margarita, la mujer del productor de cine. Mientras, Emilio y Jose se alían para devolverle la alegría a Cinta.
Úrsula, en su locura, recuerda la quema de los juanillos y reaviva su juramento de vengarse de todo el barrio.