Ramón y Chema siguen su camino a través de los cañones de las asombrosas Arribes del Duero. El plan es salvar la espectacular presa de Aldeadávila en Salamanca y finalizar la jornada en la presa de Saucelle, parando a descansar en el bonito embarcadero de Vilvestre. La presa de Saucelle es la última gran presa de todo el recorrido. Hasta llegar al océano, los obstáculos que se encuentran los piragüistas son solo cinco esclusas que posibilitan la navegación en la embarcación. Adentrándose ya en Portugal, empieza la uno de los momentos más difíciles de toda la aventura, ya que un cúmulo de circunstancias desfavorables harán que la jornada se prolongue hasta bien entrada la noche.