Tan sencillo como darle una golosina a un niño. Y tan barato como un peso. Literalmente. Así de fácil es introducir a una menor de edad en el mundo de la prostitución en Miami. Pero esa es la realidad de muchísimas niñas en una ciudad que a primera vista no parece ser uno de los principales centros del tráfico sexual en EE.UU., y es que el 40 % de las víctimas son menores. ¿Se puede salir de este negocio tan miserable y criminalizado? ¿Y cómo se vive después de escapar de estas redes?