El joven, con una frialdad que descoloca a su secretaria y sin darle las gracias por el aviso, le pide que acompañe a la modelo hasta el hotel antes de que llegue su prometida. Bea accede pero queda totalmente desencantada con su amado jefe y su falta de escrúpulos. Por su parte, Bárbara, que ha dado por terminada su relación con Gonzalo, sigue empeñada en conseguir la tarjeta de crédito de empresa para poder costearse los gastos que se derivan de su trabajo.