Pablo se enfrenta a uno de sus casos más difíciles: el de Mónica, una mujer con “huesos de cristal” dispuesta a desafiar al miedo y a sacrificar su salud y su matrimonio por ser madre. Por otra parte, el fisioterapeuta ayuda a Teresa a enfrentarse a su mayor reto: comenzar a recuperar la movilidad de sus piernas. Lola neutraliza todos los intentos de Pablo para intentar tocarla. No soporta el contacto físico y tampoco tolera las mentiras.