El drogadicto que se quedó con la pistola y la placa de Pope se hará pasar por el policía para cometer varios delitos. Con el agente todavía desaparecido, los de Asuntos Internos se verán obligados a intervenir en el caso. Gerardo Castilla intentará mantener al margen de la búsqueda de su amigo y subalterno a la Brigada.