Tras recuperarse del atentado sufrido en el hipódromo, que casi acaba con su vida, Gerardo Castilla sorprenderá a todos con su decisión de volver a su antiguo puesto en San Fernando. Casqueiro encomendará a Pope y a Eva la misión de averiguar quién está detrás de una serie de anuncios que han aparecido pegados en diversas farolas, árboles y paradas de autobús de toda la ciudad anunciando un asesinato.