El subinspector Casqueiro ocupa el despacho de Gerardo y de forma imprevista se convierte en el nuevo comisario en funciones. Dos nuevos casos de asesinatos provocarán que tenga que tomar las riendas de la situación sin dilación. Aunque no ha sido nombrado definitivamente en el cargo, ante la posibilidad de que designen a otro para este puesto, Casqueiro se toma su nuevo trabajo con cautela pero sin escatimar esfuerzos.