Ezequiel ha sido albañil y conserje, pero lo que mejor lo define es su personalidad abierta, su don de gentes en el pueblo y por supuesto, su afición por la caza y los toros. Por eso, no se nos ocurre mejor acompañante para mostrarnos el engranaje de uno de los lugares más emblemáticos de Brozas que él.
Recorremos el palco, los chiqueros, las gradas o los corrales de la Plaza de Toros del pueblo, en la que Ezequiel tiene alguna que otra divertida anécdota: "Cuando yo tenía 14 años me fui a puerta gayola. Me dijo el torilero, ¿Estás seguro? y lo soltó. Me cogió y me tuvieron que recoger y ahí se acabó la faena", recuerda ente risas.