A finales del siglo XV Guadalupe era el epicentro científico y religioso de Europa. Hasta allí acudieron, a sus escuelas a formarse, como administradores del patrimonio, e incluso rabinos que se instalaron en el Monasterio junto a la orden de los jerónimos, numerosos miembros de la comunidad judia. Una época inicial de convivencia y enriquecimiento cultural que terminó con una brutal represión por parte de la Inquisición.