Tras la expulsión de los judíos, les llegó el turno a los musulmanes que vivían en la Península. En 1502 se decretó que la única religión de España era el catolicismo, con la expulsión de musulmanes, por lo que tanto judíos como moriscos son obligados a bautizarse: serán conocidos a partir de entonces como conversos o cristianos nuevos. A partir de entonces la Inquisición perseguirá y castigará las antiguas costumbres de musulmanes y judíos. En Extremadura, con la nueva situación, la Raya será punto de afluencia de judíos españoles y portugueses, también perseguidos por la Inquisición lusa, mientras que los musulmanes, que se concentraban sobre todo en el sur de la provincia pacense tendrán, a la postre, que huir.