La Sierra de Gata es una frontera. Con el norte, que eleva las montañas. En el oeste, con Portugal. Conflictos pasados, que dejaron en herencia tierras desoladas. Frontera, entre historias de torres y castillos, y otras más recientes, de racionalismo frío. De falas y palabras, que luchan por subsistir. Una zona marcada por el agua y por la montaña. Por el tiempo y por el carácter de sus gentes.
Historia viva y reciente de aquella España que quiso ser y no fue, pero que dejó un recuerdo perpetuo en estas tierras. Gata es futuro que se encuentra mirando el pasado.