Durante mucho tiempo, una pequeña bacía de barbero fue reclamo mudo de este local y, por añadidura, del trabajo para varones que se desarrollaba dentro. Un signo de una profesión y unos establecimientos donde, como escribió Borges, los relojes siguen jugando al solitario con los minutos, mientras los barberos realizan pequeñas gestas de minuciosa contención, armados de la locuacidad sin filo que los hace eternos... La barbería de los Blanco abrió sus puertas en 1905.