A lo largo de la historia, ciertas localidades extremeñas han destacado por sus numerosas industrias artesanales de cal. Principalmente Llerena, La Alconera, La Garrovilla, Badajoz, Cáceres y La Calera. También destaca Magacela, donde se han conservado los restos de 18 antiguos hornos de cal de obra. En Llerena hubo bastantes industrias dedicadas a la cal y se han localizado más de veinte hornos que se dedicaron a este noble oficio. Desde la prehistoria se ha utilizado la cal para diferentes usos entre los que destaca la construcción de todo tipo de edificios y obras. Nuestro patrimonio artístico y monumental debe su fortaleza y conservación a las cualidades de la cal. La utilización generalizada del cemento desde los años 50 del pasado siglo y la sustitución de la cal de blanquear por la pintura ha provocado la desaparición del oficio artesanal del calero. Un antiguo oficio que se ha desempeñado durante miles de años en todos nuestros pueblos y ciudades.