Son una herramienta fundamental en la lucha contra las enfermedades. Crean las defensas necesarias para que determinados virus o bacterias no nos afecten, volviéndonos inmunes a ellos. En nuestro territorio, el primer gran paladín de la vacunación contra la viruela fue el sacerdote Saturnino Segurola. A partir de entonces, la investigación y el desarrollo de nuevas vacunas lograron un giro en la historia de las enfermedades. También lo hicieron las campañas de salud pública: nuestro país cuenta en la actualidad con uno de los calendarios de vacunación más completos del mundo. Ello permite que todos tengamos igual acceso a un derecho fundamental: el de vivir sanos.