Yolanda y sus amigos navegan hacia la Isla del Tesoro cuando, de repente, el Rayo se ve envuelto en una espesa niebla. Pierden todo punto de referencia hasta que aparece una misteriosa figura que se ofrece a guiarles cuando Wan Guld y sus hombres atacan el Rayo. Durante la lucha, los barcos se ven fuertemente atraídos hacia un enorme remolino y desaparecen bajo el agua. Afortunadamente, el Rayo es escupido por el remolino y aterriza justo delante de Alyn-Nyla. Yolanda y los Corsarios comienzan a explorar la isla, sin saber dónde podría esconderse el tesoro. De repente, vuelven a encontrarse al mismo anciano que les advierte de los múltiples misterios que deberán resolver. Para poder seguir al anciano, Yolanda y los Corsarios tienen que cruzar un río. Neala cae al río y es arrastrada por la corriente. Los corsarios la encuentran en un poblado indígena. Neala está a salvo. El mago del lugar les da la bienvenida, pero trata muy mal a Albert y le acusa de haber traicionado a su gente. Nea