Aunque Wan Guld cree muerta a Yolanda, ésta se encuentra viva y en perfecto estado. Ella y sus compañeros de aventuras atracan en Isla Tortuga, antiguo cuartel general de los Corsarios de la Costa. Mientras sus compañeros disfrutan de una bulliciosa fiesta de “bienvenida a casa”, Yolanda visita por primera vez la mansión abandonada de su padre. Su emotiva visita termina resultando peligrosa ya que los fantasmas de dos marineros que sirvieron a las órdenes de su padre creen que es una intrusa y se enzarzan con ella en una fantasmal lucha a espada con posibles resultados mortales… hasta que aparece el Corsario Negro y pone orden. En cuestión de segundos, porque Wan Guld, con la ayuda de Jon Largo, ha atacado el puerto con sus barcos profusamente armados. Gracias a Mako, el barco de Largo queda embarrancado justo a la entrada del puerto. Entretanto, Carmaux inventa un arma secreta, inspirada en los antiguos espejos griegos. El barco de Largo se incendia, pero Wan Guld está fuera de peligr