El Superintendente Vicente llama urgentemente a Mortadelo y Filemón a su despacho para que localicen y se apoderen cuanto antes del balón catastrófico, un balón hinchado con un gas bacteriológico especial que convierte en “burro” a quien lo aspira. Cumplidores y osados, Mortadelo y Filemón perseguirán el dichoso balón por todos los rincones de la ciudad y sus alrededores, llenando involuntariamente de burros los lugares más insospechados: el club de las damas de la alta alcurnia, campos de fútbol... hasta el mismo Super es repetidamente convertido en asno muy a su pesar.