Durante mucho tiempo, la ciudad de Cheesecago había estado sometida a la voluntad y los caprichos del despiadado gángster Al Catone, pero la infatigable labor de los Intocables de Elliot Mouse estaba a punto de acabar con su poder. Acusado de no haber pagado impuestos mientras se estaba enriqueciendo con el crimen, los Intocables lo llevan a juicio, basando sus pruebas en el libro de cuentas que detalla todas sus actividades delictivas. Nuestros amigos sólo necesitan el testimonio del testigo, Walter Sum, para verificarlo. Catone, lejos de sentirse derrotado, se prepara para el día del juicio con todas las armas que aún le quedan: Primero, se encarga de sobornar a todos los miembros del jurado para que le declaren inocente, haciendo inútil el esfuerzo que hace Mr. Wilson, como fiscal, de demostrar todos sus delitos. Más tarde, y, a pesar de haber sido ocultado en una granja de las afueras de la ciudad, Rat Nitti localiza al contable. Una pelea con Gordon, termina con un fu