Para acabar con el imperio de Al Catone, Elliot Mouse y sus Intocables se proponen golpear su principal fuente de ingresos: el contrabando de queso. Con la ayuda de sus amigos del Cheese Paré, encargan a los matones de Catone que les envíen su mercancía al club, y tras un meticuloso seguimiento del camión de reparto, valiéndose del olfato de Gordon y de los prodigiosos inventos del Armstrong 326, logran entrar en un almacén, apoderándose de la mercancía. El éxito de su intervención anima a los ciudadanos a facilitarles cualquier información sobre los almacenes clandestinos de Catone, y los Intocables consiguen requisar un cargamento de queso tras otro. Sin embargo, al malvado gángster no se va a quedar de brazos cruzados viendo cómo le quitan el queso, y una mañana, al descubrir que una polilla le ha agujereado uno de sus mejores trajes, tiene una idea para poner freno a los planes de los Intocables...