El presumido y siempre seguro de sí mismo Fracas pierde su primera batalla cuando su escudo super brillante refleja los rayos del sol en los ojos de sus compañeros y les ciega temporalmente, permitiendo a los invasores del Emperador salir victoriosos. Por la noche, Fracas, desaliñado, sentado en la Cantina de los Gladiadores, desganado y deprimido por su pérdida, se niega a comer, luchar e incluso a peinarse. ¿Qué van a pensar sus fans? Si le dieran una segunda oportunidad, no dejaría que el estúpido sol se interpusiera en su camino y derrotaría a las tropas del Emperador. Al ver que no consiguen animar a su hermano, los gladiadores recurren a Hocus, que llama a Marte para pedirle un favor: ¿podría rogarle a Apolo, el dios del sol, que haga retroceder al astro para que Fracas tenga otra oportunidad de ganar la batalla? Apolo, consciente del engreimiento de Fracas, quiere enseñarle una lección de humildad, así que hace retroceder a sus corceles por el cielo, lo que provoca la repetición