Continúan los desencuentros entre Imma y su hija, hasta que aparece una pintada amenazante para la fiscal. Entonces su hija comienza a acercarse a ella. En la investigación, todo parece aclarar que Nunzio traficaba con restos arqueológicos de valor, y así descubrió un negocio de tráfico de residuos tóxicos para enterrar en las cavidades de las reliquias. Ofreciendo grandes cantidades de dinero, los propietarios de los terrenos accedían a enterrar los residuos, todos, menos su padre, quien no podía permitir que esto se hiciera. Después de resolver el caso, la fiscal Tataranni acompaña a su hija al concierto.