Ellos se lo guisan, ellos se lo comen. Ocio, negocio, educación, no necesitan más que las cuatro paredes de su hogar para tenerlo todo: desde operar a un gato en la mesa del salón hasta dar de comer a cuarenta en la cocina, tener una despensa hasta arriba de conservas recién hechas o educar a los niños sin que pisen el colegio.