Ana Duato descubre que Menorca es una isla con un espíritu dividido entre la mar y el campo, donde actividades como la fabricación del queso y el cuidado del ganado todavía están muy arraigadas en la economía local. Muchos son los pueblos que han dejado su huella en Menorca, y entre ellas, destaca la impronta de los británicos en el paisaje, la arquitectura y la gastronomía de la isla: la producción de ginebra es uno de sus legados, al igual que el queso de Mahón. Ana seguirá todo el proceso de fabricación de un producto tan artesano como éste. Siendo tierra de mar no faltará la pesca de ortigas de mar, ni una cena con una tradicional caldereta.